Pues no.
Es todo mentira.
Casi ninguna investigación seria sostenía semejantes afirmaciones, antes lo contrario. Ahora, además, acaba de publicarse en Nature el mayor estudio hasta la fecha (Song et al. Univ. Maryland), procesando imágenes de satélite obtenidas desde 1982. En él se afirma que la superficie forestal en el mundo ha crecido un 7% entre los años 1982 y 2016. Ha disminuido asimismo en un 3.1% la cobertura de superficie desnuda.
(Fuente: Richard Fuchs) |
Parece de sentido común que el declive de la madera como material constructivo y la progresiva migración del ámbito rural al urbano, con el abandono de cultivos en países desarrollados, se traduzca en un aumento de terrenos arbolados o agrestes. De hecho, el estudio de Nature considera que el 60% de ese incremento se debe a la acción directa o indirecta del hombre (y la mujer, mil perdones) mientras que el otro 40% es atribuible al cambio climático (¿al aumento de CO2? ¡Vaya!)
Con todo, para no ser inmediatamente apedreados por los lobbies alarmistas, los autores sostienen que hay datos preocupantes, como que el aumento de árboles se produce fundamentalmente en el hemisferio Norte, que la pérdida de bosques tropicales acarrea también una pérdida mayor de biodiversidad y que no puede afirmarse que la mayor superficie forestal implique un aumento neto de la biomasa.
Pues falso también.
Un medio científico tan poco sospechoso de negacionismo como Nature Climate Change publica también un amplio estudio internacional donde sostiene -para el mismo intervalo 1982-2010- que la biomasa verde ha aumentado en un 40% de la superficie del planeta, reduciéndose apenas en el 4%. ¿Y cuál es el motivo para este reverdecimiento del planeta?: El aumento de los niveles de CO2. Tócate los....
Ya decía hace tiempo Freeman Dyson, sabio entre los sabios, que la preocupación por los niveles de CO2 era bastante ridícula, que si había más anhídrido carbónico habría más plantas que lo captaran. Y a otra cosa. Pero, en fin, ahora que hemos sobrevivido a la canícula, vendrá algún día con calor y viento. Y las autoridades se pondrán a culpar a redes de pirómanos por los incendios, cuando la causa es que hay más árboles, más maleza (biomasa) y más superficie rural desatendida.
La verdadera deforestación es neuronal. Sé que es inútil combatir con datos objetivos los bulos devenidos en creencias. Hoy la verdad parece establecerse democráticamente, viene a ser lo que piensa la mayoría de la gente que no piensa mucho. A medida que avanza la estupidez nos convertiremos en rancios negacionistas los que no creemos que Elvis esté vivo ni que los extraterrestres hayan construido pirámides. Timos como el de las islas de plástico (igual me he pasado de ironía en el post anterior y a alguno no le ha quedado claro) o el de la deforestación y la desertificación galopante seguirán propagándose como la avispa asiática. Todo el mundo es libre de alarmarse con lo que quiera. Tranquilidad, proliferan más los vendedores de apocalipsis inminentes que los optimistas pinkerianos.
Que difícil es adquirir conocimientos científicos y que facil dejarse llevar por los apóstoles del catastrofismo. Pero lo que no es la difusión como verdad absoluta de inminentes Apocalipsis, no tiene eco y mucho menos seguidores. Vivimos instalados en la alarma permanente. Por frio en invierno y por calor en verano. Por lluvias o sequías, por vientos o por anticiclones que acumulan la contaminación. Siempre hay una alarma que nos persigue.
ResponderEliminarPor eso, es un alivio conocer la realidad. Pero claro, para eso hay que leer información científica y eso de leer no se lleva mucho.
Gracias por quitarme el sentimiento de culpa de estar acabando con el planeta en cada uno de mis actos.
Por cierto, en este verano de récords de temperatura, AEMET dice que son tres grados inferiores a la media de los últimos años.
Pues sí que andaba yo desinformada...!!! Gracias
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