Henrik Svensmark |
Después de años de lucha y, con los modestos recursos que puso a su disposición el Centro Espacial Nacional Danés, desarrolló un experimento a pequeña escala con el que demostraba cómo los rayos cósmicos producían en laboratorio precursores o semillas de nubes. Lejos de obtener reconocimiento y apoyo económico por sus hallazgos, Svensmark ha padecido desde entonces la crítica feroz y la persecución (amenazas a las revistas científicas que publiquen sus artículos) por parte de una ciencia oficial del clima, de fuerte posicionamiento político y que admite cada vez menos discusión o debate, la que algunos llaman secta de la Calentología. Todo ello aparece estupendamente retratado en el documental El misterio de las nubes (2007), emitido en España por el canal Odisea, disponible en YouTube y cuya visión recomiendo.
Pues bien, después de todo este tiempo y gracias al denodado apoyo de algunos físicos como Nir Shaviv y Jasper Kirbii o el periodista Nigel Calder, el Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN) ha llevado a cabo el proyecto CLOUD, un diseño a gran escala del estudio de Svensmark, cuyos resultados están a punto de publicarse y pueden poner, antes o después, patas arriba la teoría del calentamiento global antropogénico. De momento el director del CERN, en un comunicado insólito, ha prohibido a sus científicos que publiquen junto con los datos sus interpretaciones dada "la muy politizada arena del debate del cambio climático", lo que parece todo un indicio a favor de las tesis de Svensmark. Algunas filtraciones previas de los datos obtenidos apuntan en la misma dirección. Aunque por muy acertado que esté, no dudo de que el IPCC y todos los resortes de poder que manejan, le declararán la guerra.
Quienes me conocen saben que soy desde hace bastantes años un declarado escéptico respecto a la teoría del calentamiento global causado por el hombre y al supuesto consenso científico (claramente inexistente) sobre la cuestión. Es más, me parece tan acientífico como la imposición de cualquier dogma. Por lo mismo tampoco abrazo con ninguna fe cualquier teoría alternativa. Pero tendría gracia que a la postre el amigo Svensmark tuviera razón y el calentamiento o enfriamiento globales se deban fundamentalmente a causas tan naturales como incontrolables y que la rampante Calentología se convierta en un carísimo fiasco y en uno de los mayores ridículos científicos de la Historia.
Hay que ver lo que inspira haber pasado frio en una terraza durante una cena en pleno mes de Julio. Grave me parece que oculten las conclusiones si son ciertas pero entiendo la presión: quien le dice a Al Gore que devuelva sus premios (Óscar incluido)o sus honorarios por conferencia. Y nuestro todavía "Presi" se quedaría sin uno de sus argumentos estrella. En fin... es lo que hay. Anónima.
ResponderEliminarPues sí, ya no te puedes fiar ni del cambio climático. Y a los "algoreros" siempre les quedará fundar una secta apocalíptica, que ya se parecen bastante y suele ser un pingüe negocio. Ni que decir tiene que Zapatero podría acabar de obispo en el sarao.
ResponderEliminarBesos, anónima
¿Es pues Zapatero quien evapora el Mar Muerto o los lagos asiáticos y funde los hielos de los polos? Habrá que votar a semejante prodigio.
ResponderEliminarÁngel P.
Sin ánimo de perturbar la búsqueda de razones imaginativas y extravagantes para votarle, sí me parece responsable de evaporar ahorros privados y de fundir presupuestos públicos con una política energética deplorable y, de caerse el tinglado del calentamiento global antropogénico, de habernos dejado con la energía más cara e ineficiente del mundo.
ResponderEliminarUn abrazo
Ahora quizá cambie la climatología, el clima político lo hará sin duda. Nuestro querido Presidente y Ministro de Deportes (la única faceta en la que si ha triunfado) ha convocado elecciones para el 20 de noviembre. No se que tal le parecera la fecha a los franquistas y a los seguidores de José Antonio Primo de Rivera...
ResponderEliminarSaludos y "pax vobiscum"
Un compostelano español madridista de vocación y obradoirista de nacimiento y devoción políticamente incorrecto