Con frecuencia digo a mis alumnos que lo legal y lo justo no siempre coinciden, en un intento de prepararlos para la segura frustración que sentirán al acercarse a los tribunales de Justicia. Pero esta noticia, esta decisión judicial no sólo es injusta, es descabellada, por más que se ajuste a la estricta, fría, formal y deshumanizada legalidad.
El Tribunal Superior de ¿Xustiza? de Galicia acaba de ordenar el derribo de un edificio en el centro de Coruña donde viven cien familias por no ser ajustado a la estética de la arquitectura racionalista de la ciudad. ¿Creéis que exagero?
A principios de 1997, FENOSA convocó un concurso para permutar su edificio de oficinas en A Coruña por las viviendas y locales comerciales que se obtuviesen mediante la realización de obras de rehabilitación. Entre los concursantes se encontraba D. Valentín Souto García, quien ya fue arquitecto contratado por el Ayuntamiento de Betanzos. No resultó adjudicatario del concurso.
Desde entonces y hasta hoy pretende el derribo de un edificio en el que actualmente viven 100 familias. Entre sus motivos: - "se nos había perjudicado haciéndonos realizar un esfuerzo y un trabajo que habían resultado en vano". - "absolutamente inadmisible la transformación arquitectónica que convirtió uno de los pocos edificios racionalistas meritorios de la ciudad de A Coruña,en un desafortunado remedo de la arquitectura ecléctica del siglo XIX, dando un lamentable ejemplo de involución arquitectónica, que además resulta para mí un auténtico agravio, en tanto fue llevado a cabo en detrimento de mi propuesta (...)".(La Opinión A Coruña, 4 de junio de 2010)
Realmente lo legal y lo justo no suelen ser compatibles con el razonamiento de un ciudadano medio. Que los criterios son dispares es algo a lo que deberíamos estar acostumbrados. Que el Constitucional y el Supremo no estén de acuerdo es algo casi habitual (caso Bildu), lo sorprendente es que digan que ambos tiene razón.
ResponderEliminarEn el caso que nos ocupa, se trata de una laga historia que básicamente es la incapacidad para asumir un fracaso adornado con la cobardia de ocultar la mano tras tirar la piedra (la demandante es su mujer). Otra cosa es que es esta modesta ciudad haya nacido en muy pocos años una inmobiliaria que llegó a ser la mayor de España y que lo mismo que creció de forma súbita, desapareció tras protagonizar la quiebra mayor del país y cuyas consecuencias están sufriendo miles de honestos e ingenuos ciudadanos que creían que una licencia municipal era una garantía jurídica.
Si a esto añadimos la tradicional falta de rigor en no pocas informaciones periodísticas
( no cabe el derribo en un edificio que ya estaba construido legalmente), nos econtramos con la situacion actual.
Merece un mención especial la Concejalia de Urbanismo del Ayuntamiento de La Coruña que en diez años no ha sido capaz de presentar un solo recurso que no haya sido rechazado porque siempre han utilizado el mismo razonamiento que en numerosas ocasiones ha dicho rechzado por los distintos tribunales (incluido el Supremo). Y es que el técnico responsable es un experto en dar respaldo a proyectos que luego son declarados ilegales ( hay amplia casuística).
Tampoco me extraña que la justicia esté entre las peores instituciones en la valoración de los ciudadanos. Y si la juntamos con los políticos como en este caso ¿qué decir?
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