lunes, 14 de marzo de 2011

Tsunami global (I)

No creo en la numerología ni, en general, en ninguna otra paparrucha esotérica, pero reconozco que empieza a inquietarme la cantidad de veces que el cántaro número once va a la fuente de la Historia reciente. Si el once de febrero comentaba aquí el hito de la caída de Mubarak, en pleno aniversario de la revolución iraní, este once de marzo, cuando los diarios abrían con el ominoso recuerdo del 11M de Madrid - versión horizontal del terror vertical del 11S- la propia naturaleza conspiró para añadir otra efemérides catastrófica a la ya nefasta fecha. Considerando que además este año todas las fechas terminarán en once, se me empiezan a poner los pelos como pares de unos de punta.
Terremoto de registro histórico, devastador tsunami (término especialmente apropiado en este caso) y alarma nuclear. Todo un hito en la era de la Historia televisada en directo, máxime cuando ocurre en el país de las videocámaras por antonomasia. Si ya resultan espeluznantes las primeras imágenes del mar incontenible devorando japoneses con sus coches, carreteras y casas, presiento un incesante goteo en los próximos meses de vídeos sucesivos que pondrán a prueba nuestra capacidad de estremecimiento.
Antes del maremoto que en el 2004 arrasó el Índico, de Indonesia a las Maldivas, tenía como muchos la errónea representación del fenómeno como una ola gigantesca, del tamaño de un edificio, que destrozaba con el impacto de una cascada cuanto encontraba a su altura. Me sorprendió descubrir por televisión que se parecía más a una riada llana que empuja perseverante durante kilómetros la superficie amontonada, como la espuma y la barba tras una cuchilla de afeitar. No me cabe duda que el tsunami del viernes será con mucho el mejor documentado de todos los tiempos y que muchas de sus imágenes permaneceran como iconos en la memoria colectiva con solo mencionar la palabra.
Esas mismas instantáneas de casas navegando como barcos, de coches y camiones con sus conductores atrapados en autopistas que se lleva el mar por delante, hacían prever que el número de muertos sería muy elevado incluso tratándose del país más preparado del mundo ante fenómenos sísmicos. Tardará en saberse qué pequeño porcentaje de los muchos miles de desaparecidos no pasará a las listas de fallecidos. Bajo el estupor global del horror mediático, el primer gran drama será ése.
Que la tercera potencia mundial quede arrasada física y económicamente, depués de veinte años de la crisis propia y tres de la ajena tendrá también, sin duda, un importante efecto planetario. Si ya se tambaleaban los mercados ante el riesgo de rescatar de la quiebra financiera a alguna pequeña o mediana economía europea, rescatar a un gigante como Japón de un colapso catastrófico puede cambiar los parámetros generales de la economía mundial.

Dejo para la siguiente entrada el aspecto más inquietante y delicado de la catástrofe. La alarma ante la posibilidad de sumar a las calamidades un desastre nuclear. A la espera de los acontecimientos, temo que algunos efectos locales, regionales y globales de tal alarma ya sean irreversibles.

4 comentarios:

  1. Asombrada por las alusiones cabalísticas en tan racional bloggero y por si ocurre como con la superstición, que uno no es supersticioso porque trae mala suerte, o como con las meigas, que creer no creo, pero haberlas haylas... ;)
    http://www.kabbalah.info/es/table-of-contents/rav-michael-laitman/libros/528

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  2. Impresionante símil gráfico "11M de Madrid - versión horizontal del terror vertical del 11S" que solo había utilizado para la descripción arquitectónica de los nuevos hospitales de hoy en día, descripciones (estructuras verticales/horizontales) arraigadas en mi retina de lugares para la búsqueda de vida... por lo que tu expresión me ha sobrecogido en mayor medida.
    Respecto a la alerta nuclear: ¿Qué hay del Síndrome de China?

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  3. Puede que a ciertas horas se me desbielen los giros, Inma. Le queda mejor a Woody Allen cuando dice que el baile es la representación vertical de un deseo horizontal. De lo del Síndrome de China, poco. Los que decían en los 70 que era posible que un núcleo fundido en un reactor americano atravesase la corteza terrestre y saliera por sus antipodas chinas, parece que exageraban un poco. En todo caso me doy un día o dos para opinar de la cuestión nuclear. Por lo pronto veo que, sometidas a las condiciones más extremas posibles, han aguantado bien todas las centrales nucleares de Japón menos una construida hace cuarenta años. De lo que termine ocurriendo seguro que habrá consecuencias de alcance.
    Besos

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  4. Hola Cris. Aprovechando que no estoy en casa para contestarte personalmente :), iba a leer varios libros sobre cábala para dar con una respuesta adecuada, pero a ver si no voy a acertar con el número justo de libros para ver la luz y acabo entendiendo todo lo contrario. Creo que me interesa más la numerología del BlackJack o la del Texas Hold'em, que está más de moda.
    Un beso, darling

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