Ahora que estoy más cerca de los cincuenta que de los cuarenta, hay días que descubro que me estoy haciendo viejo. Hará un par de meses que vi La Red Social y no me dejó mucha más huella que la de una película entretenida y correctamente dirigida por un tipo (David Fincher) del que quizá esperaba algo más. Algo después me sorprende su consideración de favorita para los Oscar de este año, loas interminables y sacrílegas comparaciones con El Padrino de Francis Ford Coppola. Cielos. ¿Qué demonios no vi? ¿Qué prodigiosa quintaesencia se me pasó completamente desapercibida? ¿Cuánto ha aumentado mi presbicia desde la última revisión oftalmológica?
Revisándola por encima, tengo que admitir que el montaje de imágenes es tan bueno como original y moderno y no demasiado agresivo. Aunque Fincher proviene del mundo de la publicidad es de agradecer que no ruede un anuncio de dos horas (como esas películas de Bourne, que me dejan agotado de intentar seguir la frenética sucesión de planos y dispuesto a confesar que maté a Kennedy). No en vano ha firmado obras excelentes y de regusto clásico como Seven, The Game o El Curioso caso de Benjamin Button, que en mi opinión mereció mayor reconocimiento. La dirección en general es impecable y el guión lo mejor que puede ser.
Lo que falla es la historia que, a mi juicio, carece de valores cinematográficos, o los pocos que apunta están bastante trillados (niñato asocial con éxito, robo de ideas, amistad traicionada, contienda judicial). El interés del asunto es ajeno al arte. Facebook es un fenómeno social de moda y Zuckerberg un jovencísimo millonario en el candelero. La misma trama con personaje y empresa de hace veinte años llevaría a poca gente al cine. Sin embargo aquí el factor morbo es incuestionable, pero suele ser un factor perecedero a corto plazo. Si nos quedamos con lo intrínseco tenemos una historia floja espléndidamente realizada. Es algo así como encargarle a Pininfarina la carrocería de un carrito de golf, la tapicería a Louis Vuiton y los neumáticos a Manolo Blahnik. Sería un carrito de golf espectacular, pero no se convertiría en un coche.
Por otra parte las biografías de vivos tienen riesgos evidentes. Imaginemos que hace cuatro años alguien hubiera llevado al cine "Madoff, el príncipe de Wall Street ". Sin duda se habría perdido un perfecto final dramático. Pero qué se puede decir contra las prisas imprudentes de la vorágine mediática cuando hasta Justin Bieber publica sus memorias.
En fin, puede que pese a lo dicho, La Red Social triunfe pasado mañana con oscars a guión, montaje, director y hasta a la mejor película. Y valores no le faltan. Lo que no creo es que tarde mucho más de unos meses en olvidarla.
Bonita creación el carrito de golf...mañana nos enteraremos.
ResponderEliminarGracias Inma. Si encuentro un carrito así, te pido uno.
ResponderEliminarUn beso
Auguro un futuro biopic de Mourinho con final dramático. Avejentado y desaliñado, entrenador ahora de un equipo de regional portuguesa, trata -en vano- de atraer la atención del camarero de una tasca con barra de formica y ambiente de fados. Le cuenta sus glorias deportivas en el banquillo del Oporto, Chelsea e Inter,pero el camarero sólo consigue recordar que, después de su fracaso en el Madrid, acabó sentado en el banquillo del Málaga para iniciar un rápido declive en su carrera. La tragedia alcanza su clímax cuando pide que se le fíe -petición que le es negada- la siguiente taza de vinho verde.
ResponderEliminarBueno, podría filmar ese biopic David Lynch. Seguro que no nos enteraríamos de qué historia cuenta y saldríamos convencidos de que Mourinho es el antiguo propietario del bar que ponía partidos del Madrid. Pero se convertiría en película de culto, seguro.
ResponderEliminarUn abrazo, Sundance.
Mi apreciado Juan Nadie: además de felicitarte por tu elegante prosa y tu buen gusto general en materia cinematográfica, debo discrepar contigo respecto a tu valoración de la película “La red social”. Reconozco que es una obra relativamente menor en un director con una carrera prácticamente impecable: con la excepción de “Alien 3” (que, según las crónicas, debió filmar en condiciones casi imposibles, consiguiendo pese a ello una película aceptable), el resto de sus películas me parecen un ejemplo de cómo narrar una historia de forma amena y –como muy bien apuntas- con un montaje moderno que no cae en la tentación de acumular una sucesión de planos ultracortos, en contraste con otros nefastos directores de moda (v.g: Michael Bay). También coincido contigo en la injusticia que se cometió con “El curioso caso de Benjamin Button”. Sin embargo, por mi parte prefiero con mucho “Zodiac” a “The Game”, cuya trama resulta poco verosímil (esa organización para planear diversiones extremas debe tener más recursos humanos y económicos que la CIA).
ResponderEliminarCon todo, no creo que el morbo por unos personajes de actualidad explique el éxito de la película. Es difícil encontrar a alguien menos interesado por las redes sociales y los individuos que las diseñan/gestionan que yo. No soy una adolescente libidinosa ni un homosexual con mal gusto, así que ver a Justin Timberlake en pantalla grande no tiene muchos atractivos para mí. Fui a ver la película atraído únicamente por el nombre del director…y no salí decepcionado. No es una historia original (ni, en realidad, interesante) y las interpretaciones no me parecieron especialmente brillantes, pero la película me agradó. Elegante, con un equilibrio entre modernidad y clasicismo que no debe ser fácil de lograr y entretenida. Lo que esperaba de Fincher, en suma. Tengo muchas ganas de ver qué resultados obtiene con su adaptación de “Los hombres que no amaban a las mujeres”, texto de no muy altos valores literarios, pero con personajes muy cinematográficos.
Por cierto, ¿no piensas comentar la última película del último de los directores clásicos (Clint Eastwood)?
Un abrazo.
Ibn-Sina (no te resultará demasiado difícil deducir quién se parapeta tras el pseudónimo, ¿verdad?).
Mi estimado Avicena: más allá de agradecerte que des altura a este blog con tus comentarios, debo reconocer que, en la filmografía de Fincher, no me atreví a citar Zodiac, pese a mis excelentes referencias sobre ella, por estar en el terreno sumergido de mis lagunas cinematográficas. Prometo verla, pero quedaría feo apuntarme consideraciones de segunda mano. En cuanto a The Game, la inverosimilitud de la trama no se debe a Fincher. Está basado - y a mi juicio, magníficamente- en un no menos magnífico cuento de Chesterton (El Club de los negocios raros) En lo demás, estoy básicamente de acuerdo, de hecho en mi "feisbuk" pronostiqué fallidamente el Oscar a la mejor dirección para Fincher (me parece mejor que Tom Hooper), pero al menos acerté en los de mejor guión adaptado y montaje.
ResponderEliminarRespecto a la última de Clint Eastwood (Más allá de la vida) me parece irregular. Un arranque arrollador como un Tsunami, pero me da la impresión de que la convergencia de las tres dispares historias se le escapa un poco por el fregadero. En todo caso muy por debajo, para mi gusto, de Gran Torino. Eso sí, espero con ansiedad la que está rodando sobre Hoover.
Y, a riesgo de dejar constancia de mi nula perspicacia, me cuesta juntar el avicénico puzzle de galeno, persa e ilustrado en artes escénicas. O hay una conexión libia o pido papas.
Un abrazo
Vaya, ignoraba esa conexión entre Chesterton y Fincher.Estoy bastante de acuerdo con tu valoración de la última película de Eastwood. Con todo, si hay algo que ilustra el excelente nivel como director de Clint es el hecho de que incluso sus peores obras son muy aceptables, y agradables de ver. Si comparamos sus películas fallidas ("Más allá de la vida", "El aventurero de medianoche"...) con los fracasos perpetrados por, pongamos, Steven Spielberg ("Amity", "Hook" -insértese banda sonora de vomitona explosiva-), sencillamente no hay color.
ResponderEliminarRespecto a mi identidad: soy uno de los tres neumólogos que conoces (otra pista: concretamente, el menos horripilante del grupo).
La verdad es que ya ayer consideraba sólo dos opciones de Avicenas, la conexión libia y la lucense y tardé poco en apostar (de golpe :-) por la última. Me alegro de saber de ti, aunque sea por escrito.
ResponderEliminarYo también soy devoto de Eastwood. Aparte de ser de los dos únicos notables directores que conozco, capaces de realizar una o más películas por año (El otro es Allen, que ahora rueda guías turísticas subvencionadas) mantiene un nivel de calidad espectacular, digno de los mejores años del Studio System. Y ni el ritmo estajanovista ni las concesiones a la taquilla le hacen firmar nada por debajo de una buena película. Será por cierta sobriedad de artesano que me recuerda a John Ford y, aun sin llegar a tanto, tampoco se le conoce un borrón. Ya va teniendo una edad y antes o después tendrá que chochear. Pero mientras tanto acumula una carrera propia de otra época y aun sigue dando la sensación de que lo mejor está por venir.
De nuevo gracias por dar lustre a este humilde blog.
Un abrazo
Me entretuvo bastante la película, esperaba algo más profundo, pero aún así considero que es buena opción. Scott Rudin ha estado trabajando en una serie parecida a la producción que hizo con esta película que es de genios programadores, a ver qué tal está.
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